Los radicales libres o Especies reactivas al oxigeno
que son? Para que sirven? Y cuales son sus peligros?
Los radicales libres son moléculas inestables y muy reactivas. Para conseguir la estabilidad modifican a moléculas de su alrededor provocando la aparición de nuevos radicales, por lo que se crea una reacción en cadena o UNA CASCADA DE REACCIONES que dañará a las células y termina con la muerte celular. Esta cascada puede ser indefinida si los antioxidantes no intervienen, capturando para sí mismos la oxidación. O sea que los antioxidantes son PROTECTORES SUICIDAS que se dejan oxidar para proteger la integridad de nuestros tejidos.
No queremos decir que los radicales libres sean siempre dañinos, ya que son indispensables en el funcionamiento o metabolismo celular en relación por ejemplo con los mecanismos de defensa como la muerte de las bacterias que son fagocitadas o ingeridas por los glóbulos blancos y que las destruyen por medio de algunos de esos compuestos o en la degradación de componentes celulares que tienen que ser reemplazados por otros más frescos.
El metabolismo celular es similar a lo que ocurre en una pequeña hoguera en la que la madera se quema al contacto con el oxígeno liberando energía y produciendo desechos que van a la atmósfera en forma de humo o quedan en el terreno en forma de cenizas.
Igualmente en nuestras células, el oxígeno que adquirimos por medio del sistema respiratorio y circulatorio, quema u oxida los alimentos para descomponerlos en moléculas más simples y absorbiendo la «energía de enlace» que contienen y terminando en la producción de AGUA, CO2 y otros desechos que luego son eliminados por medio de los pulmones y los riñones.
El problema es que las cosas no son tan simples, como tampoco lo son en la hoguera de nuestro jardín. En el proceso de combustión se producen esas sustancias inestables que pueden dañarnos y para eso cada célula dispone de una serie de limpiadores o sea ANTI-OXIDANTES que son las encargadas de limpiar el asador o sea de eliminar esos compuestos que ponen en riesgo la integridad de nuestro sistema.
En los últimos 30 años viene desarrollándose cada día un interés mayor por los problemas relacionados con el estrés oxidativo, los radicales libres, las especies reactivas del oxígeno y los antioxidantes, todo esto dado por la importancia que poseen en la bioquímica celular del ser humano, de los animales de interés económico y de las mascotas. Las ciencias médicas están dando un paso de avance significativo en el conocimiento de muy variadas enfermedades, en su fisiopatología, su tratamiento y más importante aun en su prevención, dando más énfasis en el concepto de PERMANECER SANO en vez de RECUPERAR LA SALUD.
Ya en el año 1957, el doctor Gordon Mills hablaba de una enzima llamada GLUTATION PEROXIDASA a la que conoceremos como GPX y su importancia en la destrucción de la HEMOGLOBINA para producir la famosa bilirrubina que luego se elimina por medio de la bilis.
Se sabe que hay factores que hacen que los radicales libres aumenten en nuestro cuerpo y muchos de ellos se relacionan con el estilo de vida moderno cargado de estrés y con COMIDAS RÁPIDAS O CHATARRA que todos sabemos que son muy abundantes en grasas, carbohidratos refinados y modificados como la HFCS o sirope de maíz alto en fructosa, con muchos preservantes muchos de ellos derivados del ácido benzoico y ácidos grasos TRANS que alteran y debilitan la estructura de la membrana celular (única defensa que tienen las células contra los ataques del medio). Además de esto está la relación entre masa muscular y grasa que hace que se depositen en el tejido adiposo (peroxidación lipídica) muchos de los radicales libres listos para atacar a otros sistemas y que se afecte el funcionamiento de la insulina creando problemas como la hipertensión arterial, la diabetes o el síndrome metabólico o de ovarios poliquísticos.
Muchos de los procesos de oxidación o peroxidación celular afectan el ADN de las células y por eso se les consideran precursores de las mutaciones que llevan a la producción del cáncer y enfermedades degenerativas como las relacionadas con fenómenos inflamatorios como la FIBROMIALGIA, ARTRITIS REUMATICA, LUPUS ERITEMATOSO, ESCLEROSIS LATERAL, ALZHEIMER, CARDIOPATÍA ARTERIOSCLERÓTICA, DERRAMES CEREBRALES y otros muchos problemas como los relacionados con la inflamación del aparato digestivo en la colitis, enfermedad de Crohn y enfermedad celiaca.
Todos esos factores afectan la supervivencia de nuestro sistema corporal y ponen en riesgo la salud demandando el consumo de mayores cantidades de anti-oxidantes, lo cual no siempre hacemos adecuadamente.
Esto hace que conceptos que antiguamente eran ajenos a la medicina hace apenas 20 años, como PROMOCIÓN DE LA SALUD hoy en día sean más importantes que el simple ejercicio de la medicina alopática o curativa.
Cuales son los principales antioxidantes y cómo los consumimos?
Hay muchas sustancias que tienen capacidad antioxidante entre ellas algunas vitaminas como la VITAMINA A, VITAMINA C, VITAMINA E, la UBIQUINONA O CONEZIMA Q-10, los ACIDOS GRASOS OMEGA 3 (sobre todo el ALA y DHA ) los alimentos llamados CRUCIFEROS como el brocoli, coliflor, el rábano o el repollo, son ricos en ALA y los alimentos verdes o amarillos como la zanahoria, las espinacas y otros son ricos en betacarotenos y otros muchos compuestos. Entre estos compuestos que sobresale el GLUTATION del que ya hemos hablado en nuestra revista en
Lo mejor es llevar una vida saludable con ejercicio físico al menos 200 minutos por semana y una alimentación balanceada cargada de vegetales y carnes saludables y baja en grasas saturadas, librándonos de los azúcares o cereales refinados, de las grasas trans y de los ácidos grasos saturados. Pero también puede ser útil consumir algunos suplementos ricos en antioxidantes.
Recuerde que el que peca y reza no empata por lo que no sirve tomarse el frasco entero de vitamina E y luego dedicarse a la hogazanería, a fumar y comer chatarra. Todo debe ir de la mano.
Todos los organismos vivientes están continuamente expuestos a sustancias del medio ambiente, capaces de causarle daño y la mayoría se protegen ante esas sustancias de más de una manera,
con barreras físicas o con químicos que repelen o matan a los invasores. Los animales vertebrados tienen todos esos tipos de defensas, pero además poseen un sistema más desarrollado, conocido como el SISTEMA INMUNE que es una compleja red de órganos conteniendo células que son capaces de reaccionar ante cuerpos extraños reconocidos por ellas tales como virus, bacterias, hongos y otros parásitos. Desde este punto de vista, el sistema de los seres humanos es el más complejo que se conoce.
En primer lugar la pregunta del millón es «¿POR QUE NOS DA FIEBRE CUANDO NOS ENFERMAMOS?»
Los humanos somos ANIMALES HOMEOTERMICOS o sea que mantenemos una temperatura corporal CONSTANTE a diferencia de los
POQUILOTERMOS que adaptan la temperatura corporal a la del ambiente que los rodea
La regulación de la temperatura ocurre en el cerebro con base en información que llega desde RECEPTORES SENSORIALES localizados en todo el cuerpo incluyendo la piel y mucosas como la de la boca y otras.
Todas las señales se concentran en el CEREBRO específicamente en el HIPOTALAMO que es una estructura del tamaño de una semilla de durazno que se encuentra en la base del encéfalo y que es importantísima para muchas otras funciones.
Recordemos que nuestro cuerpo es una gran HOGUERA y que en cada célula tenemos las MITOCONDRIAS que se encargan de procesar la energía proveniente de los alimentos y liberarla en diferentes formas. UNA DE ELLAS CALOR el cual debe ser eliminado del cuerpo para mantener una temperatura constante entre 36 y 37 grados centígrados. (ver METABOLISMO ENERGETIC
O) y es el hipotálamo el que regula cuanta temperatura se elimina del cuerpo por diversos medios y cuanta se conserva permitiendo que la temperatura suba o baje.
Cuando se produce una infección o a veces en otros procesos como tumores, reacciones alérgicas y otras enfermedades llamadas INFLAMATORIAS se produce la liberación de unas sustancias llamadas PIRÓGENOS que son las que informan al hipotálamo para que se regule la temperatura a un nivel más alto logrando tres cosas:
Un aumento del metabolismo que favorece la defensa.
Una mejor acción de los glóbulos blancos que se dirigen a luchar contra los invasores.
Un estado de letargo que favorece que nos quedemos en reposo y de esa manera sanemos mejor.
A pesar de que hay muchos patógenos potenciales, ninguno de ellos puede atacar a todo organismo, porque la capacidad de causar daño requiere un «huésped susceptible«. Por ejemplo el virus del SIDA que ataca a los seres humanos no infecta a animales como perros, gatos u otros. Similarmente los humanos no somos susceptibles al virus que causa el distemper de los perros, la leucemia de los gatos o la viruela de las vacas.
Dos Clases de Inmunidad
Todos los animales poseen un sistema primitivo de defensa que llamamos «inmunidad innata o natural» la cual incluye varias partes:
Una de ellas llamada «humoral» o «mediada por sustancias» está mediada por una serie de compuestos químicos que se encuentran en los fluidos corporales. Esas sustancias interfieren con el crecimiento o reproducción de los organismos invasores o hacen que éstos se unan en grupos para hacerlos más fácilmente atacables por las «células de defensa» y erradicables del cuerpo.
La otra forma de inmunidad, llamada «inmunidad celular» es llevada a cabo por grupos de células especializadas llamadas «fagocitos» que ingieren y degradan, o sea que se comen los cuerpos extraños invasores, sean estos sustancias, células cancerosas del mismo paciente o parásitos. Por esa razón se les llama «asesinos naturales o Natural Killers». Estos tipos de inmunidad son innatos y se les conoce como «no específicos» y están presentes en los seres humanos normales desde el segundo trimestre del embarazo.
El sistema de «inmunidad específica» que no está presente en los animales invertebrados es un proceso mucho más sofisticado de identificación de los antígenos y reacción específica contra ellos y se le conoce como «inmunidad adaptativa o específica». Se caracteriza por su capacidad de destruir sustancias específicas. La reacción adaptativa de defensa se llama «respuesta inmune» y cualquier sustancia capaz de generarla se conoce como «antígeno». Cuando se trata de organismos invasores, el antígeno no es todo el organismo sino proteínas específicas como toxinas o enzimas que generalmente forman parte de la cubierta externa de esos seres. La respuesta inmune se dirige normalmente en contra del antígeno y por lo tanto se le llama «antígeno específica» y esta especificidad es una de las propiedades que distinguen a la inmunidad adaptativa de la inmunidad innata o natural. La otra propiedad importante es la llamada «memoria inmunológica» que es la capacidad de la inmunidad adaptativa de desarrollar una respuesta más rápida, poderosa y, por lo tanto, más eficiente, cuando el antígeno es encontrado por segunda o subsecuente vez, permitiendo que haya una «mayor inmunidad», después del primer contacto. Este es el principio que se utiliza en las vacunas y el que permite que una persona que contrajo una enfermedad, no la vuelva a padecer a pesar de exponerse de nuevo al mismo germen infectante.
La inmunidad adaptativa o adquirida trabaja en conjunto con la innata o no específica y con las defensas o barreras naturales como la piel intacta y las mucosas, las sustancias bactericidas que se encuentran en secreciones naturales, etc., para mantenernos libres de infecciones y de invasiones por parte de sustancias potencialmente dañinas.
Los Linfocitos el corazón del sistema inmune:
Los linfocitos, una forma de glóbulos blancos, son los principales componentes del sistema inmune. Los otros componentes son las células que acarrean y presentan los antígenos, que son fagocitos que los atrapan y posteriormente muestran sus características a los linfocitos para que ellos desarrollen los anticuerpos o sea las sustancias específicas que tienen por objeto combatirlos o destruirlos.
Cómo los linfocitos reconocen los antígenos?
Un linfocito es diferente de todas las demás células del organismo porque posee cerca de 100,000 receptores en su membrana celular que le permiten reconocer antígenos específicos. Estos receptores son moléculas de proteína que se adaptan, como una llave a la cerradura, con el patrón del antígeno específico al cual reconocen. Se supone que hay más de 10,000,000 de diferentes receptores en los linfocitos sanos de un ser humano adulto y este formidable sistema de memoria, es el que nos protege de los ataques constantes de nuestro medio ambiente y es también la causa de que muchas veces enfermemos cuando viajamos, ya que los antígenos de un medio ambiente diferente del nuestro no son reconocidos de inmediato. Las personas conservamos toda la vida la capacidad de incluir nuevos antígenos en la lista de correspondencia, aunque esta capacidad es mayor en los mayores de 6 meses, ya que el sistema inmune no madura inmediatamente después del nacimiento.
En el momento en que un antígeno invade el organismo se produce la reproducción acelerada de los linfocitos que contienen los receptores específicos contra él y esto se llama un «clon de linfocitos» con una carga de receptores idéntica. La memoria inmunológica, de la que hablamos anteriormente, se debe a la existencia de un clon determinado, lo que permite una «respuesta acelerada» en el momento en que entra el antígeno o sea que decimos que somos «inmunes» contra él.
Cómo se forman los linfocitos?
Al igual que las otras células de la sangre, los linfocitos se originan de «células madre» en la médula ósea y en los fetos y recién nacidos también se pueden formar en el hígado. Los linfocitos, una vez formados, sufren un segundo proceso de desarrollo por el cual adquieren su especificidad antigénica. Por azar, algunos linfocitos son creados con capacidad de reaccionar contra sustancias, sobre todo proteínas, normales del organismo sano, afortunadamente, el mismo sistema inmune tiene un mecanismo de «purga» de estos linfocitos «caníbales» que pueden destruir los tejidos normales del ser humano, al menos en condiciones normales, dejando solamente aquellos que nos defenderán de los atacantes. Cuando este proceso de purga es incompleto o falla, se produce lo que conocemos como una «enfermedad autoinmune» como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso, etc.
Algunos linfocitos, después de originarse en la médula ósea, migran a otros órganos del tejido linfoide, en donde ejercerán su acción. A ellos les llamamos «Linfocitos B» derivándosela letra Bde la palabra hueso en inglés o sea «bone». Otros se desplazan del sitio de origen al timo, que es un órgano linfático de forma piramidal, localizado en el mediastino anterior, a ellos se les conoce como «linfocitos T» por timo
Esos dos tipos de linfocitos juegan papeles diferentes en la respuesta inmune a pesar de que pueden interactuar y ayudarse unos a los otros. El tipo de inmunidad en la que intervienen los linfocitos B es conocido como «Inmunidad humoral» porque ocurre dentro o por medio de los fluidos corporales. El sistema en que se incorporan los linfocitos T se conoce como «inmunidad tisular» o «celular», porque en ella se requiere un contacto directo entre el linfocito y el antígeno.
La inmunidad humoral también se conoce como inmunidad inmediata o mediada por anticuerpos y la celular como inmunidad retardada, siendo esta última la que más se afecta por los procesos de mala nutrición, al punto de que se ha constituido en un índice indirecto del estado nutricional de los enfermos. Esta diferencia es solamente de tipo práctico ya que ambos sistemas son celulares estrictamente hablando.
Las Células B.
Son capaces de iniciar una respuesta inmune por medio de productos solubles que liberan en el torrente circulatorio y en los demás líquidos corporales. Estas sustancias conocidas como anticuerpos, son llamadas técnicamente «inmuno-globulinas» y, cuando una célula B es estimulada por un antígeno que se encuentra en los fluidos corporales, esta se transforma con ayuda de un tipo especial de células T (Los linfocitos T helper o facilitadores) en una célula más grande conocida como blastocito (blas cell) la cual comienza inmediatamente a dividirse formando un clon de células B idénticas.
Algunas de las células del clon se transforman posteriormente a células plasmáticas que son en esencia, fábricas microscópicas de anticuerpos. Ellas son capaces de fabricar solamente un tipo de anticuerpo y pueden producirlo a una velocidad impresionante de aproximadamente 2,000 anticuerpos por segundo. Los anticuerpos recién formados son entonces liberados a los líquidos corporales y van en busca de los antígenos para destruirlos. Los anticuerpos destruyen los antígenos uniéndose a ellos. En el caso de micro organismos, algunos anticuerpos son capaces de inmovilizarlos y destruirlos por si mismos pero, en otros casos, actúan por medio de otro sistema de sustancias llamadas «sistema del complemento» que consiste al menos en 30 diferentes sustancias. En estos casos, que son los más frecuentes, los anticuerpos recubren al atacante uniéndose a los antígenos de superficie y facilitan una reacción en cadena del sistema de complemento, conocida como la «cascada del complemento». Esta reacción puede bien destruir al atacante o llamar la atención de células especiales llamadas fagocitos, que acuden a ingerirlos, procediendo luego a su destrucción por medio de varios sistemas, entre los que destaca el de «la explosión oxidativa» que implica la liberación de sustancias oxidantes fuertes como el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) y otros radicales libres. Este proceso es demandante de gran cantidad de energía y se supone que depende en forma muy precisa de un buen estado nutricional. Se le considera una de las causas por la que los enfermos en estado crítico no responden adecuadamente al ataque de bacterias u otros invasores.
No todas las células de un clon se transforman en «fábricas de anticuerpos» o células plasmáticas, algunas permanecen almacenadas en los órganos del sistema linfoide, constituyendo lo que conocemos como «memoria inmunológica»