HMB y la perdida o ganancia de proteinas

HMB: o BETA-HIDROXI-BETA-METILBUTIRATO.

Dr. Manuel Piza (doctor piza a tu salud)

y el mecanismo de acción en la prevención de la pérdida de masa muscular

El cuerpo tiene más de 600 músculos y para mantenerlos es necesario ejercitarlos diariamente
El cuerpo tiene más de 600 músculos y para mantenerlos es necesario ejercitarlos diariamente

La función primordial de los músculos es generar movimiento o sea producir trabajo físico pero también constituyen una importante reserva (realmente posiblemente la única) de aminoácidos y proteínas para que el cuerpo las utilice en momentos de crisis como enfermedades, accidentes, periodos de pobre o nula alimentación y algunas enfermedades que producen severa malnutrición como el cáncer.

La pérdida de masa muscular puede deberse a causas normales ya que SE DESTRUYE ALREDEDOR DE 40 A 60 GRAMOS AL DÍA
La pérdida se acelera en condiciones de vejez (se pierden
aproximadamente la cuarta parte de los tejidos musculares después de los 60 años en promedio), exceso de entrenamiento, mala nutrición, ausencia de actividad física o una dieta mal balanceada con exceso de carbohidratos (síndrome tipo Kwashiorkor)

Los aminoácidos, por su parte, son los ladrillos que forman las proteínas o sea los elementos estructurales de las mismas y su función no se reduce a los músculos, pues intervienen en la integridad de todos los tejidos del organismo incluyendo la piel, la cicatrización, la reparación y la digestión de alimentos, y también tienen una función inmunológica y para el transporte de sustancias de todo tipo en la sangre como las lipo-proteínas y las proteínas transportadoras de retinol la albúmina y otra gran cantidad de proteínas. Simplemente no podríamos vivir sin proteínas.

La produccion o sintesis de proteína en las células ocurre por medio de organelas que van formando la secuencia de aminoácidos de acuerdo a un patrón incluido en el ARN celular
La produccion o sintesis de proteína en las células ocurre por medio de organelas que van formando la secuencia de aminoácidos de acuerdo a un patrón incluido en el ARN celular

Cuando, en la nutrición diaria, se produce un PÉRDIDA NETA DE NITRÓGENO (que es el componente clave de las proteínas) o sea que comemos menos nitrógeno del que se gasta, se pierden proteínas y el cuerpo mantiene  sus procesos echando mano al músculo y de esa manera se pierde masa muscular. Por eso es fundamental consumir la cantidad de nitrógeno que nuestro cuerpo necesita diariamente, en forma de proteínas (que no solamente están en las carnes).

También es importante NO CONSUMIR MÁS PROTEÍNA DE LA CUENTA ya que el metabolismo tiene una capacidad limitada para fabricar más tejidos y músculo y la proteína que consumimos en exceso se QUEMARÁ COMO COMBUSTIBLE y eso produce un estado de intoxicación metabólica con acumulación de productos nitrogenados que hacen que los riñones y el hígado deban trabajar en exceso creando la posibilidad de fallo de esos órganos. (en resumen, no sirve de nada beber diariamente un batido de hígado de res y más bien puede resultar perjudicial).

También pueden ocurrir pérdidas aumentadas o anormales (que llamaremos patológicas) en enfermedades crónicas, accidentes o traumatismos severos, quemaduras extensas, cirugías importantes como las que se practican por politrauma o por cáncer, infecciones virales como la relacionada con el VIH y la hepatitis B, etc. 


La pérdida de masa muscular en personas de la tercera edad se asocia a la misma edad con disminución de las hormonas tipo ANDRÓGENOS tanto en hombres como en mujeres, la desaparición de la HORMONA DE CRECIMIENTO y el sedentarismo que generalmente acompaña a estas personas, así como ENFERMEDADES INTERCURRENTES como la DIABETES, CARDIOPATÍA, BRONQUITIS CRÓNICA, SÍNDROME DE ENCAMAMIENTO, ENFERMEDAD VASCULAR CEREBRAL, DEPRESIÓN y otros problemas crónicos frecuentes en esas edades.

Esta pérdida no es necesariamente irreversible ya que las personas mayores SI RESPONDEN AL EJERCICIO FÍSICO Y LA ADECUACIÓN DIETARIA.

En una persona normal la degradación y la producción de nueva proteína o síntesis proteica deben estar en perfecto equilibrio para mantener la cantidad de proteína en los tejidos del organismo.

Con respecto a eso se dan tres condiciones:

  1. Normobolismo que es cuando la pérdida y la producción están perfectamente equilibradas y no hay ganancia o pérdida de masa proteica. Se da con un buen estado de salud y la ingesta de 10 a 15 gramos de nitrógeno diarios en forma de proteínas o aminoácidos ya que el ser humano no puede asimilar otras formas de productos nitrogenados.
  2. Anabolismo que es cuando se está en el proceso de CONSTRUCCIÓN DE TEJIDOS, sobre todo de masa muscular en los adultos o de crecimiento activo en los niños. Esta condición se produce en los adultos con la práctica de EJERCICIOS EXTENUANTES de tipo ISOMÉTRICO o sea la realización de ejercicios contra una resistencia hasta que el músculo llegue al MÍNIMO NIVEL DOLOROSO o sea cuando se puede sentir el agotamiento muscular franco.
  3. Catabolismo que se da cuando hay PÉRDIDA NETA DE PROTEÍNAS y en este caso no se da solamente pérdida de masa muscular sino que también se agota la albúmina sanguínea y otras proteínas constituyentes de los tejidos del cuerpo. Esta condición se produce por las causas que vimos anteriormente y es SIEMPRE ANORMAL.
El colesterol es una sustancia indispensable en el organismo donde tiene muchas funciones incluyendo algunas relacionadas con la conservación de la masa muscular
El colesterol es una sustancia indispensable en el organismo donde tiene muchas funciones incluyendo algunas relacionadas con la conservación de la masa muscular

Cuando se produce el desgaste muscular o “muscle wasting” hay una reducción de la síntesis proteica y un incremento de la degradación.

De este modo, nuestro objetivo debe ser apoyar o mejorar la homeostasis proteica.

El Dr. Steven E. Riechman, MPH por la Universidad de Pittsburgh-USA, estudió el impacto del colesterol en el entrenamiento para el aumento de masa muscular en personas de más de 50 años, sin embargo sus descubrimientos son válidos también para personas jóvenes.
Por 12 semanas, estas personas realizaron entrenamiento con pesas y, cuando el consumo de colesterol fue inferior la 3.5 mg por cada kg de tejido magro, no se encontró hipertrofia y la fuerza aumentó sólo 36%.
Cuando el consumo de colesterol de esas personas fue superior a 5.7mg/kg, el aumento de masa muscular tuvo una media de 2.1 kg.
Las personas que consumieron altas dosis de colesterol tuvieron un aumento en la fuerza de hasta 86%.
Se concluye que el crecimiento muscular y las ganancias de fuerza requieren consumo de colesterol.
Considerando que un huevo entero posee  200 mg de colesterol, una persona en proceso de construcción muscular necesitaría 3 huevos enteros por día o suplementar su dieta con productos ricos en colesterol y en HMB que es indispensable para que el músculo metabolice el colesterol.
Por otra parte, las personas con colesterol inferior a 178 mg/dl tuvieron ganancias pequeñas de músculo, mientras que, cuando el colesterol estaba por arriba de 200 mg/dl, la ganancia de masa aumentó.
Las personas con bajo colesterol tuvieron una ganancia de 37% de fuerza, contra 70% de las personas con colesterol más elevado.
Esto es cierto en personas que hacen al menos 4 horas por semana de ejercicio y se refiere a un aumento del colesterol HDL no del LDL o VLDL

Para conseguir un ANABOLISMO PROTEICO debemos proporcionar al cuerpo tres cosas:

  1. Nutrición balanceada y adecuada con un aporte de proteínas adecuado entendiendo que no solamente en las carnes o suplementos proteicos (batidos) encontramos las proteínas sino también en alimentos como el queso, los huevos, la leche, lactosuero (suero de leche que se separa al hacer el queso), soya, frijoles, garbanzos, lentejas o arbejas y, por último algunos suplementos con aminoácidos esenciales. Es importante asegurar que el cuerpo tenga una provisión adecuada de Beta-Hydroxy Beta-Methylbutyrate, el HMB el cual ES PRODUCIDO POR EL ORGANISMO pero lo podemos tomar en forma de suplementos.
  2. Estado hormonal adecuado en que no tengamos trastornos de la glándula tiroides ni por exceso (hipertiroidismo) o por falta (hipotiroidismo), deficiencia de hormona de crecimiento, falta de estrógenos en las mujeres o de andrógenos u hormonas masculinas tanto en mujeres como en hombres. Todo además de una relación adecuada entre las hormonas INSULINA Y GLUCAGÓN (ver nuestros artículos VIVIR CON DIABETES MELLITUS o SÍNDROME METABÓLICO).
  3. Un régimen de ejercicio físico adecuado ya que la inmovilidad es la principal causa de pérdida de masa muscular en la sociedad moderna.
Muchos laboratorios serios ofrecen el HMB como suplemento nutricional y se debe consumir alrededor de 3 gramos al día
Muchos laboratorios serios ofrecen el HMB como suplemento nutricional y se debe consumir alrededor de 3 gramos al día

El HMB es un metabolito de la leucina, (éste es uno de los aminoácidos llamados esenciales porque el ser humano no puede producirlo). Sin embargo, son necesarias elevadas cantidades de leucina para incrementar la masa y fuerza muscular, y en los últimos años se ha descubierto que los alimentos y suplementos nutricionales comerciales que vienen “listos para tomar” sí contienen leucina pero presentan problemas organolépticos serios, es decir, tienen un sabor horrible que dificulta mucho su consumo. Por eso se están propularizando los suplementos de HMB puro o agregado a algunos alimentos en forma «artificial».

La relación de la deficiencia de HMB en la pérdida de masa muscular en personas mayores de 40 años parece estar bien establecida por lo que puede estar indicada la suplementación de la dieta diaria con esta sustancia.

El HMB es producido de forma natural en humanos, y es precursor de la síntesis de colesterol en células musculares (definitivamente el colesterol no es malo, quítense esa imagen falsa de la cabeza, es un componente necesario del metabolismo en muchas reacciones).

Parece que los beneficios del HMB sobre el músculo son muchos entre ellos:

  • Protege la integridad del músculo al evitar la disminución neta de músculo (efecto anabólico muscular).
  • Ayuda a reducir el daño muscular en condiciones de estrés (como en los casos de sobre entrenamiento o de malnutrición en relación con enfermedad o traumatismo).
  • Desempeña un papel vital en la síntesis del colesterol (ver nota inserta).
  • Disminuye la degradación proteica en estados de enfermedad (y no solamente la del músculo).
  • Incrementa la síntesis proteica general (estudios prueban su eficiencia en la prevención de pérdida proteica en pacientes con insuficiencia hepática moderada).
  • Ayuda a mejorar la función inmunológica (esto se ha demostrado estudios con animales)

¿DEBEMOS CONSUMIR HMB SUPLEMENTARIO?

La respuesta a esto es la misma que hemos dado con respecto a las vitaminas y minerales. NO ES NECESARIO ya que el cuerpo lo produce a partir de un aminoácido que está presente en la dieta normal diaria pero, por otra parte, muchos de nosotros no comemos una dieta óptima y por eso siempre recomendamos suplementar vitaminas, minerales, omega tres (DHA y ALA), fibra dietaria y otros productos entre los que se ha agregado recientemente la creatina y el HMB.

Uno de los problemas que hay con esto es que todos esos productos no se consiguen juntos y entonces hay que estar comiendo pastillas, cápsulas y batidos todos los días.

Numerosos estudios clínicos respaldan el uso de hasta 6 g al día acompañado de un plan de ejercicio de al menos 4 horas (240 minutos) por semana y se ha demostrado que no se muestran efectos secundarios o contraindicaciones del HMB.

Se sabe que actúa sobre la cadena de señalización intracelular derivada de la insulina, la cual contiene un elemento de regulación muy importante, conocido como mTOR, y estimula así la síntesis de proteína en la célula.

En segundo lugar, el HMB disminuye el proceso de degradación proteica a través de la inhibición de una cadena de señalización intracelular del NFkB, y de la activación de Ub-proteosoma.

Como sabemos que todo eso es complicadísimo y no viene al caso en este análisis diremos simplemente que es un FACTOR CLAVE EN LA PRODUCCIÓN DE PROTEÍNAS CORPORALES y en la disminución del porcentaje de grasa. O sea que parece una buena idea consumirlo

 

La alimentacion del paciente con cancer

Estrategias Regionales de la Organización Panamericana de la Salud

VER NUESTRO ARTICULO DE FONDO EN PDF

OPSEl cáncer en el mundo está aumentando su frecuencia sin embargo y gracias a los avances científicos recientes, tenemos una mejor comprensión de su biología y podemos luchar más eficientemente contra él.

“La dieta podría ser responsable de más de la tercera parte de todos los cánceres humanos y, potencialmente los factores alimentarios podrían intervenir en cualquiera de los pasos de la carcinogénesis” (Archer, MC, en Conocimientos actuales sobre nutrición, séptima edición, Organización Panamericana de la Salud, 1998, Publicación Científica 565, pág. 515) .

Parte de la estrategia es la difusión de información y, en este sentido, la OPS atribuye especial importancia a la tarea de comunicar los resultados de investigaciones actuales sobre el papel de la nutrición en la prevención del cáncer. Así, y gracias a la valiosa colaboración del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer y del Instituto Estadounidense de Investigación sobre el Cáncer, hoy presenta este informe resumido, basado en la obra Food, Nutrition and the Prevention of Cancer: A Global Perspective, cuya versión completa en español estará disponible en formato electrónico en el sitio de la OPS: http://www.paho.org .

cancer-01“La dieta podría ser responsable de más de la tercera parte de todos los cánceres humanos y, potencialmente, los factores alimentarios podrían intervenir en cualquiera de los pasos de la carcinogénesis o producción de cáncer»

Esta afirmación pone de manifiesto que así como la medicina ha evolucionado del tratamiento a la prevención de enfermedades, en los últimos decenios, y a una velocidad asombrosa, la ciencia de la nutrición lo ha hecho desde la identificación de los nutrientes y su función en relación con los trastornos por deficiencias hasta la prevención de los estados de enfermedad.

Por otra parte, se estima que en América Latina y el Caribe la cantidad de casos de cáncer aumentará 34% para el 2025 y al mismo tiempo, la infraestructura para la atención de salud preventiva y curativa, así como los recursos económicos existentes en la región, resultan insuficientes para hacer frente a este problema .

En consecuencia, la prevención del cáncer es una tarea lógica, oportuna e importante, y debe constituir una prioridad para todos los que trabajan en beneficio del interés público en los ámbitos internacional, nacional y comunitario. Plenamente consciente de esta realidad, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) diseña estrategias para combatir las enfermedades no transmisibles vinculadas al modo de vida, entre ellas, algunos tipos de cánceres .

cinco-al-dia2CINCO PORCIONES DIARIAS DE FRUTAS Y VEGETALES RECOMIENDADA POR LA ASOCIACION AMERICANA CONTRA EL CANCER

Controlar la ansiedad por los dulces

Cómo controlar la ansiedad por el azúcar y los dulces

Dr. Manuel Piza 
Colaboración de la Dra Mirellis Rubio (NutriSalud)

La ansiedad ante el azúcar es la razón del por qué millones de personas abandonan sus planes nutricionales y es uno de los más grandes obstáculos para obtener el cuerpo de tus sueños y es que el consumo de azúcar dificulta la pérdida de peso, de tal forma que puede frustrar cualquier intento de disminuir algunos kilos. La buena noticia es que existe una manera de ayudar con ese problema.

El azúcar de caña no forma parte de los alimentos normales del ser humano, la de las frutas es otra cosa.
El azúcar de caña no forma parte de los alimentos normales del ser humano, la de las frutas es otra cosa.

Aunque haya una vocecita interior que no se calla y  te pide más dulce, helados, caramelos, pasteles, etc. y tu cuerpo se va doblegando ante tales antojos, hasta que de alguna forma se vuelve incontrolable. Por decirlo de alguna forma ; ¡Esto ya es una adicción!.

Estudios han demostrado que “El azúcar tiene efectos adictivos más fuertes que la cocaína”, por lo tanto no es sólo dañina, si no que trae consigo enfermedades como Diabetes, Hipertensión, Obesidad, elevado colesterol, Cáncer, etc. y además hace que tu organismo produzca cantidades enormes de Insulina, y entre en modo de almacenamiento de grasa, por esta razón se dificulta la pérdida de peso.

Por eso queremos brindarte los siguientes consejos que te pueden ayudar a controlar esa vocecita interna que pide por más azúcar:

1.     Come más a menudo :

Los antojos por el dulce son una forma que tiene tu cuerpo para decirte que tienes hambre. Cuando el hambre ataca comemos lo primero que tenemos a la mano, por lo general alimentos dulces o procesados. Sin embargo si te mantienes comiendo pequeñas porciones durante el día no le darás chance a que el hambre se manifieste; así lograrás escoger un mejor alimento y además de mantener tus antojos minimizados.

2.     Incluye más proteína en cada comida :

La proteína tarda mucho más en digerirse, por lo que hace que nos sintamos llenos por mayor tiempo  y así disminuirán las posibilidades de comer algo dulce durante el día.

3.     Evita el azúcar al desayunar:

El que comas un desayuno azucarado (muffins, pancakes, pastel  de manzana, jaleas, galletas, cereales con azúcar etc.), aumenta las probabilidades de que te siga provocando comer dulce a lo largo del día.

4.     Disminuye el uso de edulcorantes artificiales:

Se dice que los edulcorantes no satisfacen los deseos de comer algo dulce. Por lo tanto regula las cantidades del mismo que usas  a diario.

5.     Distráete hasta que el antojo desaparezca:

Una mente ociosa es uno de los más grandes peligros para un cuerpo saludable. La próxima vez que sientas esos antojos, hazlos desaparecer ocupando tu mente en algo. Por ejemplo, sal a caminar, haz el oficio en la casa, lee un libro. No importa lo que decidas hacer, siempre y cuando hagas algo, ya que cuando estas ocupado no tienes tiempo de enfocarte en comida dañina.

6.     Toma un vaso con agua, unas gotas de jugo de limón y una gota de edulcorante:

En ciertas ocasiones la deshidratación se confunde con sensación de hambre. A veces es difícil entender las señales que el cuerpo te está enviando, por eso mejor antes de comerte un chocolate tomate un vaso como el que te recomendamos. Probablemente sólo tengas sed.

7.     Cepíllate los dientes:

Este “truco” funciona muy bien, pues si tienes los dientes y boca limpios, no tendrás ganas de ensuciarla comiendo cosas dulces.

  1. 8.      Cómete una fruta:

Esta es una forma mucho más saludable de satisfacer tu antojo de dulce. El azúcar de la fruta no sólo sabe delicioso, si no que aporta en sí nutrientes que mejoran tu salud.

carmela9.      Mastica un pedazo de goma de mascar sin azúcar:

Si todo lo anterior falla, puedes probar masticando una goma de mascar que no contenga azúcar. Con esto ayudarás a ocupar tu mente y satisfacer el antojo, sin comer nada.  Sin embargo no recomendamos la adición a la goma de mascar porque llega a ser un vicio peor que los otros. Úsala solamente en caso de emergencia ya que NO RECOMENDAMOS MASTICAR CUANDO NO VAMOS A COMER.

TE INCLUIREMOS UNA SERIE SOBRE EL CASO DE CARMELA QUE ILUSTRARÁ LO QUE HEMOS INDICADO EN ESTA ENTRADA.

Anorexia y bulimia el caso de sylvia

UNA IMAGEN EN EL ESPEJO

imagen espejo-1Sylvia es real, aunque ese no es su nombre. su caso ilustra uno de los problemas frecuentes en nuestra sociedad complicada en la que alternan exigencias sociales, imágenes y estereotipos que se convierten en íconos incontrovertibles de una sociedad que se inspira más en lo superficial y externo que en lo esencial y verdadero.

La mayor parte de las personas que sufren ese tipo de problemas se preocupan solamente por el aspecto físico y no les interesa para nada su salud.

Al ver a esa señora joven, bien vestida, reposada y de andar sereno que ingresó al consultorio con un buen cuerpo, aunque algo pasada de peso sin llegar a ser obesa, no asomó a la mente del médico un diagnóstico definido ni se imaginó la razón por la cual le consultaba.

Ella se sentó tranquilamente frente a su escritorio y se presentó a si misma como Sylvia, una madre de dos hijas con 36 años e, inmediatamente, agregó que su interés al consultar, era controlar sus problemas de sobrepeso y malos hábitos de alimentación.

El médico hizo algunas preguntas de rigor para completar la ficha clínica y luego le pidió que le refiriera su problema lo más detalladamente posible.

–      En realidad, doctor –agregó la mujer – si le cuento a usted los detalles de mi historia, no vamos a terminar pronto y no sé realmente si usted cuenta con el tiempo y paciencia para escucharme. Mi problema es mi peso, como ya le dije y se resume en un continuo subir y bajar. He pasado por épocas de extremada delgadez y por otras en que parezco un globo de circo y ahora estoy aumentando nuevamente y por eso es que he decidido consultarlo ya que sé que se dedica a ese tipo de problemas. No puedo sostener un plan de dieta por mucho tiempo y – dice riendo – creo que no tengo fuerza de voluntad ni constancia con nada

–      Ok – responde el médico – talvez no tendremos tiempo en una sola sesión para conocer los detalles de su historia clínica, pero si me puede contestar algunas preguntas sobre su pasado, podré encontrar la forma más conveniente de ayudarla y buscar algún programa que le pueda ayudar a recuperar su peso normal y, sobre todo, a no volver a engordar posteriormente.

–      Ese es, de hecho, mi mayor problema – responde la paciente – yo no tengo dificultad para bajar de peso e incluso he llegado a pesar menos de cincuenta kilos lo cual, con mi estatura de un metro sesenta y siete, creo que es muy poco. Mi verdadera calamidad es que cada vez que bajo de peso empiezo de nuevo a comer en exceso y gano en poco tiempo el peso perdido y aún más. Hace casi dos años pesaba noventa kilos y ahora pienso que estoy en poco más de setenta y cinco.

–      Dígame – le dice el médico que había notado cuando su paciente hablaba, una coloración amarillenta en sus dientes delanteros los cuales se notaban poco saludables – ¿ha tenido usted en algún momento algún trastorno alimenticio. ¿No se si sabe de la anorexia y la bulimia?

anorexia-imagen–      Si – responde inmediatamente Sylvia – conozco esos problemas y debo confesar que los he experimentado ambos, aunque no me siento orgullosa de eso y, posiblemente todavía tengo algo de problema sobre todo con vómitos provocados después de comer en exceso… Es que simplemente cuando comienzo a comer no puedo parar. Trabajo en una oficina, sentada todo el día frente a una computadora y con un teléfono al lado y tengo la gaveta llena de golosinas y galletas. Prácticamente podría decirle que no paro de comer en todo el día y acompaño esas comidas con gaseosas o jugos de fruta. Pero no me gustan los Light así es consumo de los que tienen azúcar. generalmente no almuerzo pero sí paso a comer algo en una cafetería al salir del trabajo y consumo helados o malteadas y no solamente una sino dos o tres. Luego corro a mi casa y vomito lo que he comido. Ya puedo decir que soy experta en hacerlo y que no necesito ni siquiera meterme los dedos en la garganta. Con solamente hincarme frente al inodoro, logro vomitar y creo que vomito más de lo que he comido – al decir esto la joven comienza a llorar levemente y agrega – sé que es una barbaridad eso que hago y que posiblemente son cosas propias de una adolescente. Me daría muchísima vergüenza que mis hijas sepan lo que hago, aunque creo que lo sospechan porque al vomitar uno hace ruidos que se escuchan desde afuera del baño y, aunque ellas no me han dicho nada, si pienso que sospechan algo. He llegado a una situación que sé que no puedo solucionar sola. Por eso es que he venido a ver si usted me puede ayudar de alguna manera.

–      Me dijo usted Sylvia – responde el médico sin comentar lo dicho anteriormente – que también ha experimentado algo de anorexia. Me podría hablar un poquito más sobre el asunto.

–      Bueno – dice Sylvia – eso fue hace muchos años, cuando empecé el décimo año de estudios y me di cuenta de que no era precisamente la joven más popular del colegio y me rechazaron del equipo de porrismo por mi sobrepeso. Yo no era fea, se lo aseguro – agrega enfáticamente enjugando sus lágrimas con un pañuelo desechable que le da el médico – pero estaba algo pasada de peso y la entrenadora de las porristas me dijo que solamente si perdía diez kilos podría ser aceptada. Yo fui a la prueba con una amiga que ya formaba parte del equipo y que naturalmente se veía increíble con una estatura cercana a la mía y cincuenta y cinco kilos de peso. Fue precisamente mi amiga la que me aconsejó que hiciera la misma dieta que hacía ella y comenzamos juntas a dejar de comer harinas de toda clase y naturalmente dejamos el azúcar y todos los dulces y luego decidimos que no comeríamos carnes y seríamos vegetarianas… Pasaron como dos meses y mi amiga seguía viéndose muy bien y había bajado dos kilos más pero yo continuaba con más de sesenta y cinco y ni siquiera se me ocurría ir a hablar con la entrenadora. Entonces decidí que en un mes perdería todo el peso excesivo y empecé prácticamente a no comer. Mi mamá me preparaba una merienda pero la tiraba a la basura y tomaba solamente agua todo el día para calmar el hambre. Mi almuerzo era únicamente una ensalada de lechuga con una rebanada de tomate y un refresco Light o diet como se llamaba en ese tiempo. En mi casa le decía a mi madre que comería en el cuarto y generalmente botaba la comida en una bolsa de papel para echarla al día siguiente en el basurero de la esquina y que mamá no se diera cuenta de lo que hacía. Además de eso empecé a correr y entrenaba más de una hora por día. Por supuesto que perdí cerca de ocho kilos en el mes siguiente y fui aceptada como miembro del equipo de porristas – con una sonrisa mezclada con las lágrimas reciente, agrega – en el cole ser porrista era lo máximo y le garantizaba a uno que la invitarían a todas las fiestas y tendría montones de novios o al menos de pretendientes… El problema – continúa – es que no pude parar. Mi plan era bajar hasta cincuenta y cinco kilos y luego volver a comer normalmente, pero ya no sentía la necesidad de comer y, más aún, no podía aunque quisiera – hace una pausa para enjugar nuevamente sus lágrimas y continúa –  Mi mayor problema es que yo no me sentía bien… todavía pensaba que estaba gorda y cuando me miraba en el espejo no veía una flaca desnutrida sino una obesa cerda llena de rollos y celulitis. Me adelgacé tanto que me sacaron del equipo porque no aguantaba los entrenamientos. Simplemente la comida no me bajaba y seguí perdiendo peso hasta que un día me desmayé en la clase de matemáticas y me llevaron a la enfermería y llamaron a mi mamá que me obligó a confesarle la causa de mis problemas. Ese día yo tenía cerca de 4 días sin comer nada, excepto refrescos Light, agua, lechuga y apio. Mamá se asustó mucho y me llevó donde el pediatra que me había atendido desde niña, pero el doctor se asustó mucho porque yo pesaba solamente 39 kilos; dijo que él no podía atenderme y me envió con una doctora especialista en psicología… Puedo decir que esa doctora realmente me salvó la vida y logró que pudiera superar poco a poco mi problema… aunque no fue fácil – agrega después de una pausa – tardé como un año y medio en consulta con ella, tuve que abandonar mis estudios y luego presenté exámenes por madurez para obtener el diploma de secundaria. Solamente pude ganar como cuatro kilos. Piense usted que llegué a pesar 39 y con la terapia logré aumentar hasta cuarenta y cinco. Pero ya no tenía el aborrecimiento por la comida y empecé a sentirme mejor y más fuerte. La doctora me hizo trabajar mucho con mi aspecto y mi auto imagen. Luego me hizo sesiones de hipnosis y un doctor que trabajaba con ella me recetó algunas pastillas que también me ayudaron algo, pero creo que lo más importante fueron las sesiones con la doctora.

–      ¿Pero luego usted volvió a aumentar de peso? – dice el médico.

–      Claro – responde Sylvia – luego de unos años fui comiendo cada vez más y terminé la secundaria y volví a aumentar hasta casi los setenta kilos. En ese tiempo yo estaba en la universidad y también había empezado a trabajar como recepcionista en una empresa. Mi madre tenía bastantes dificultades económicas porque mi papá nos abandonó cuando yo tenía más o menos diez años y, aunque nos ayudó más o menos hasta que yo terminé la secundaria, luego no volvimos a saber de él. Parece que se fue del país. Entonces yo empecé a trabajar para ayudar en la casa y pagarme mis estudios. En ese tiempo no me sentía mal con mi peso, aunque estaba obviamente pasada, pero era muy joven y los años de porrismo me habían dado un buen cuerpo por lo que no tenía dificultades para encontrar novio ni me veía tan mal. Fue en ese tiempo que conocí al que fue mi esposo y el padre de mis dos hijas. Ahora estamos divorciados y él está casado con otra.

–      ¿Cuándo comenzó su problema de vómitos o sea su bulimia? -. Continúa el médico anotando algunas líneas en el expediente de su paciente.

–      Al poco tiempo – responde Sylvia – yo tenía una compañera de trabajo que se hizo muy amiga mía y ella me invitaba a que la acompañara a comer al salir de la oficina, cuando no tenía clases en la universidad. Íbamos a una cafetería y comíamos de todo y luego ella me enseño a provocarme el vómito metiendo una cuchara en la garganta. Al principio yo estaba fascinada. Parecía que había encontrado la solución perfecta. Podía comer todo lo que quisiera y no solamente no aumentaba de peso sino que fui bajando y perdí como diez kilos en pocos meses. Lo que pasa es que al tiempo ya no pude controlarme y empecé a tener problemas con los dientes y una vez parece que el vómito se me fue a los pulmones y casi me muero. Estuve internada en el hospital por más de una semana y pienso que por eso mi esposo se desilusionó de mí y terminó dejándome. Durante el embarazo de mi hija menor solamente aumenté cinco kilos y el doctor me dijo que estaba muy preocupado porque yo seguía vomitando a pesar de tener más de seis meses de embarazo. Él no sabía que yo vomitaba estuviera o no embarazada. Por suerte mi hija nació bien y pude criarla sin problemas. En ese tiempo dejé prácticamente de vomitar y me mantuve bien de peso, alrededor de los cincuenta y cinco kilos y empecé a hacer ejercicio en un gimnasio por las noches. De hecho que me encanta hacer ejercicio y creo que soy muy buena para eso; puedo pasar horas en la caminadora o hacer abdominales sin agotarme… – hace una pausa prolongada y toma algo del vaso de agua que le ofreció el médico – el problema es que volví a aumentar y retorné a la solución fácil… el vómito. Solo que esta vez fue peor y ya no solamente vomitaba sino que, al final, casi no comía. Mi esposo me invitaba a un restaurante y le decía que me sentía mal del estómago y que solamente tomaría la mitad de su entrada y él, que es de muy buen comer y no es realmente gordo sino más bien atlético, se preocupaba mucho y me insistía que debía comer algo más porque yo no estaba gorda.

–      Fui – sigue Sylvia después de otra pausa – donde un nutricionista que me dijo que mi peso era normal de acuerdo a la tabla. Pesaba cerca de cincuenta y cinco kilos y que además debía considerar que tenía dos hijas y que el cuerpo de una mujer cambia después de los embarazos. Creo que eso fue lo que me obsesionó más; yo no quería sentirme vieja y realmente quería pesar mucho menos y fue entonces que empecé a dejar de comer y a vomitar casi todo lo que podía llevarme a la boca. Yo creo que no me importaba mucho que mi esposo se diera cuenta aunque no quería que mis hijas lo supieran porque estaban muy pequeñas. Entonces esperaba a que ellas se durmieran y vomitaba o tomaba purgantes fuertes para tener diarrea. Pasaba varias horas haciendo viajes al baño. Al principio mi esposo se preocupó mucho e insistió en que viera un médico que me diagnosticó a bulimia y me indicó un tratamiento con pastillas para los nervios y la depresión y además me refirió con un psiquiatra que lo único que hizo fue aumentarme la dosis de los medicamentos… Me dieron medicinas para evitar el vómito y otras para la depresión y recuerdo que litio para que aumentara de peso. Pero todo eso me hacía sentirme drogada y no pude trabajar por varios meses. Como mi esposo supervisaba que tomara las medicinas siempre le decía que tenía que ir a caminar un poco después de tomarlas y las vomitaba apenas me alejaba de la casa. En ese tiempo perdí nuevamente peso y llegué a pesar menos de los cincuenta kilos. Me negué rotundamente a volver donde el médico y eso provocó muchos conflictos con mi esposo y terminamos divorciados como un año después… – Sylvia está nuevamente llorando y continúa su narración después de un breve periodo.

–      Yo realmente me sentía muy bien con mi peso de cuarenta y ocho kilos y estaba obsesionada con la delgadez. Prácticamente me pesaba todos los días y acudía al gimnasio. Pude volver al trabajo y creo que me había adaptado bastante bien a mi estilo de alimentación. Comía poco y cuando caía en algún exceso vomitaba todo lo que comía. Me había hecho adicta a los laxantes y tomaba cuanto té me recomendaban para purgarme. Eso fue hace como cinco años pero luego vino el divorcio y me descompensé mucho psicológicamente. Cuando mi esposo se fue me prometí a mi misma no volver a vomitar y empecé a tomar el tratamiento para el vómito y el antidepresivo sin receta médica. El antidepresivo se llama fluoxetina y el del vómito algo así como metopramida, un nombre muy difícil de pronunciar – agrega sonriendo.

–      Metoclopramida – dice el médico – y tiene razón de que es un nombre difícil. Pero dígame, ¿Cuándo empezó a aumentar de peso entonces?

–      Fue  en esa época en que me prometí dejar de vomitar y empezar a comer un poco más – responde Sylvia – es que realmente no tengo término medio. O como como una ballena o me mato de hambre. Por eso estoy aquí a ver si usted puede hacer algo por mí – continúa – lo que pasa es que hace como seis meses que estoy nuevamente con vómitos y pienso que no es por bulimia sino que mi cuerpo ya se acostumbró a vomitar a pesar de que no he bajado mucho de peso porque vomito poco, solo como una o dos veces por semana. Doctor – dice con un tono de angustia que deja poca duda en el médico de la sinceridad de la paciente – realmente necesito ayuda; quiero bajar un poco de peso pero no quiero vomitar ni dejar de comer como en el pasado. Yo ya no soy una adolescente y no sé realmente por qué es que no puedo controlarme. Eso me desespera y me pone muy triste. No sé si las medicinas me están ayudando o si más bien me afectan más. No me siento deprimida y estoy rindiendo bien en el trabajo pero no me gusta pesar tanto y no sé como controlarme.

El médico indicó a Sylvia que debían suspender la sesión por que tenía otros pacientes en la agenda y le prometió al despedirse que se verían en una semana y le propondría un programa mixto con un plan de dieta y sesiones de terapia en las que podrías ahondar más en sus problemas y tratar de llegar a una solución permanente. Le aconsejó continuar el tratamiento de pastillas por que no era del todo peligroso y evitar hasta donde pudiera el vómito y no tomar los laxantes. Cosa que él sabía que la paciente posiblemente no cumpliría cabalmente. Al despedirse le entregó un pequeño folleto sobre los métodos para sobrellevar el problema de los trastornos alimenticios.

El problema de Sylvia no es exclusivo ni tampoco una rareza dentro del campo de la medicina nutricional moderna. Posiblemente la engañosa relación entre éxito y delgadez extrema que han proyectado en la sociedad algunas modelos y actrices exitosas y la presión ejercida por quienes manejan los grupos de gimnastas, porristas y bailarines para que los miembros de su equipo mantengan un ”peso adecuado” han hecho que en los Estados Unidos, en donde se llevan estadísticas de esos problemas, más de 10 millones de personas sufran de alguna forma de trastornos alimenticios sobre todo la anorexia y la bulimia. Esto se preferiblemente en mujeres jóvenes y adolescentes pero con alguna frecuencia lo estamos viendo en hombre y en mujeres de mayor edad.

El mayor problema es que la anorexia tiene una tasa de mortalidad cercana al 10% y la bulimia provoca graves trastornos derivados de los vómitos auto provocados y que ambas enfermedades causan graves inconvenientes psicológicos en los pacientes y en sus familiares cercanos.

El mejor tratamiento es la prevención y esto se logra solamente trabajando con las familias y con los profesores sobre todo de las escuelas secundarias ya que la enfermedad es muy rara en niños de primaria, aunque se han reportado casos de pequeños de 6 a 8 años con anorexia.

Hay una frecuente asociación entre el rechazo social y algunos problemas psiquiátricos como la esquizofrenia y la enfermedad bipolar y los trastornos de la alimentación. Por eso las escuelas deben estar capacitadas para detectar desviaciones de conducta de sus alumnos y ponerles atención a aquellos que actúan “diferente” o a una joven o incluso a un muchacho que empieza a perder peso inexplicablemente o que se siente rechazado o rechazada por tener un peso excesivo para el estándar de sus compañeros.