Los Piza antecedentes

Los Piza somos judíos sefarditas provenientes originalmente de España pero realmente de Holanda, Curazao y las Islas Vírgenes. El primero en llegar a las costas centroamericanas fue Samuel, en compañía de su hermano mayor Jacobo.

Expansión del islamismo en el siglo 10

Samuel (Sampi) y Jacobo (Coco) junto con sus nueve hermanos, eran hijos de Joshua Hazan Piza Palache nacido en 1775, a su vez hijo de Moses Piza Ahubi, nacido en 1737 o 38 y Sarah Palache,  ambos residentes de Holanda. Moses era hijo de una familia de inmigrantes sefarditas, su padre Judah Ribi Piza quien nació en 1703 a su vez hijo de Halm Piza y Miriam Ahubi era un comerciante arraigado en Ámsterdam y trabajaba para la familia Palache, de la cual descendía su esposa Sarah. Joshua fue el segundo hijo del matrimonio, siendo su hermana mayor Esther.

Principales localidades de los judíos en España

Todos eran judíos sefarditas holandeses, Joshua nacido en 1775 se desempeñó como rabino en Curazao desde 1812 hasta 1822 y luego muy poco tiempo en Santo Domingo terminando su carrera en las Islas Vírgenes. Como hemos dicho, eran judíos sefarditas y esta denominación proviene de la que se daba en hebreo antiguo a la región de España (ya mencionada en la biblia – Abdías 1-20): como SEFARAD o sefaradí).

Los judíos europeos se originaron a partir de la llamada «DIÁSPORA» o exilio que se refiere a la salida del pueblo judío de Israel. De hecho el nombre JUDÍO proviene de la tribu de Judá durante la primera diáspora unos 600 años antes de Cristo que fue forzada primero por los asirios y luego por otros pueblos que invadieron Israel y terminaron arrasándolo por completo. La diáspora a la que nos referimos ocurrió en los primeros siglos de nuestra era y se originó cuando, en el 132 después de Cristo, los Judíos bajo el mando de Bar Kojba se rebelaron contra Adriano, emperador romano y en el 135, el ejército de Roma los derrotó y, como castigo,  Adriano cambió el nombre de Jerusalén a Aelia Capitolina y la convirtió en una ciudad pagana prohibiendo a los judíos permanecer en Judea y Samaria  y esa región pasó a llamarse Siria Palestina.

Emperador Adriano

La salida tuvo varios destinos: unos se internaron en África, otros se asentaron en el imperio turco y un numeroso grupo se trasladó a Europa en que se dividieron en dos grupos principales: Los sefarditas asentados en España, Portugal, Italia, Francia y otros países mediterráneos, pero sobre todo en España y los Asquenazi que se ubicaron en los países al norte de Francia siendo esa palabra la que usaban en hebreo antiguo para referirse a la zona que posteriormente se convirtió en Alemania.

Se supone que este grupo se vio fortalecido en los siglos 9, 10 y 11 por un reino judío que vivió en las franjas orientales de Europa, entre el Don y el Volga, dirigidos por dos monarcas judíos y habitado por una población mixta que incluyó a muchos judíos. Sus reyes tenían nombres como Yosef y Aharon y uno de sus generales se nombró Pesaj por celebrarse esa fiesta judía en los días cercanos a su nacimiento. Este reino, llamado Khazaria o Jazaria, era uno de los países más interesantes y influyentes del mundo medieval, mostrando un gran poder en asuntos económicos y diplomáticos. Su influencia era tan grande que un emperador Bizantino del siglo X, Constantino Porfirogenitus, envió una correspondencia a su rey el Príncipe de Rus marcado con un sello de oro que valía 3 solidi – más de los 2 solidi que siempre acompañaron las cartas enviadas al Papa de Roma.

Su poder era tan grande que tenía los medios de financiar permanentemente un ejército y este pueblo representó «el esfuerzo más significativo en la búsqueda del establecimiento de un estado judío independiente después de la Diáspora».

La familia Palache también fue originaria de la España judía de los siglos 13 a 15 y el apellido se pronunciaba Balyash, Falacios, Palyāj, Palacio, del Palacio, de Palatio, al-Palas, Pallas, Pallache o Palaggi de acuerdo a la región.

Los primeros récords encontrados se remontan a los primeros años del siglo 15 con Samuel Ben Me’ir del Palacio de Judea que vivió en  Almería y luego del rabino Isaac Palache de Córdoba y Fez en Marruecos.

Es interesante notar que el apellido tuvo mucha trascendencia entre la comunidad sefardita desde el principio y que muchos hombres casados con mujeres de esa familia, abandonaron sus propios apellidos adquiriendo el de sus esposas.

Almería era una ciudad árabe cuyo nombre proviene de « al-mariyya» su nombre en ese idioma y, a partir de Abd-al-Rahman III -quien dio a la ciudad su nombre – fue asiento de muchas familias judías debido a la total tolerancia religiosa de sus habitantes que permitían y acogían la práctica del judaísmo y la existencia de sinagogas.

La ciudad se distinguió como puerto del Mediterráneo  y la industria de telas finas y objetos de metal mucho del cual estaba en manos de judíos.  La ciudad sufrió varios asaltos incluyendo la segunda cruzada y la conquista definitiva por los reyes católicos en 1489.

Reyes Católicos

Durante la Edad de Oro de España, muchos de los miembros de la corte del Rey eran judíos, por tal motivo era de esperarse que el Rey Fernando de Aragón demostrara su buena disposición por ellos, además de ser bisnieto de una judía de legendaria belleza de nombre Paloma de Toledo. Su padre Juan de Aragón había sido también benefactor y amigo de los hebreos.

Como era conocida la ascendencia sefardita (judíos que migraron a la Península Ibérica) del Rey Católico, éste era deferente con ellos y cuando Fernando volvió a la Península para encargarse de la corona de Aragón, aumentó la influencia y el número de los judíos conversos o marranos (externamente católicos, pero practicantes secretos del judaísmo).

Fue el matrimonio de Isabel con Fernando el que empezó a cambiar las cosas. Tal unión hubiese sido difícil, si no imposible, si los judíos de Cataluña y Aragón no hubiesen exhortado a los de Castilla para ayudarlos. En vista que los judíos “marranos” no eran bien vistos, era necesario convencer a los nobles de Castilla con razones o dádivas para que aceptaran el matrimonio dada la ascendencia judía de Fernando.

Al inicio el matrimonio demostraba amplia simpatía por la causa judía pero esto cambió en el corazón de Isabel unos años después por causas que se desconocen, aunque se sospecha que por influencia de su confesor, como veremos posteriormente y su decisión fue la que indujo a Fernando a apoyarla en su causa anti-judía y  el 31 de marzo de 1492, por medio del decreto de Alhambra o Decreto de Granada, se sellaba la expulsión de los judíos de ambas Coronas, Castilla y Aragón a la cual, por motivos logísticos, se le dio un plazo hasta el 2 de Agosto a las 12 de la noche, coincidiendo este evento con la salida de Colón – quien étnicamente era también descendiente de judíos – hacia el  nuevo mundo el 3 de agosto de 1492.

La inquisición española se encontraba arraigada en los territorios de la recién unificada nación y gozaba del beneplácito real, sobre todo de la reina. El fenómeno de la inquisición se originó varios siglos atrás y no fue, como se ha dicho, exclusivo de los dominicanos ni siquiera de la iglesia católica ya que otros grupos como los calvinistas y luteranos también tuvieron su parte en el asunto y también ejercieron acciones anti-judas. Asimismo los grupos de judíos del norte o askenazi fueron también perseguidos en países como Polonia en donde llegaron huyendo de los pogromos alemanes pero en donde  fueron masacrados miles de judíos.

Rusia se comportó favorable a la inmigración judía desde el siglo primero de nuestra era, pero cuando los musulmanes fueron definitivamente derrotados, se desató la furia anti-semita por parte de los zares y especialmente Catalina la Grande que persiguió a los judíos y los sometió a una zona llamada la «demarcación judía» prohibiéndoseles el ejercicio de muchos oficios y las prácticas comerciales.

Así es que en toda Europa, la vida para los judíos no fue fácil lo que les estimuló a emigrar a Palestina en donde no siempre fueron bien recibidos y luego a algunas regiones de América, como veremos más adelante.

Fue a raíz de la inquisición que los Palache, o Palacios como se les llamaba en España, emigraron primero a Marruecos, principalmente a Fez en donde se encuentra una gran cantidad de personas de ese apellido y desde allí se difundieron por Portugal y posteriormente a Holanda.

En el siglo 17 Isaac Samuel Palache, residente de Fez, fue nombrado para representar los intereses holandeses en ese país y fue alrededor de ese acontecimiento que la familia empezó a emigrar a los países bajos en donde establecieron una sólida colonia, obteniendo de parte de la corona holandesa el permiso para practicar libremente la religión y costumbres judías.

También estuvieron los Palache y su familia relacionada, los Barbosa, inmiscuidos en las aventuras piratas de los holandeses en el Caribe, entre los que hubo muchos judíos y en la búsqueda de tesoros españoles de los barcos hundidos durante los primeros años de la colonia americana. La familia cambió su nombre de Palacios a Palache (forma italianizada) posiblemente porque les sonaba más prestigiosos en algún momento del siglo 17.

Ya desde el siglo 13 los católicos controlaban la mayor parte de España que había sido convertida en un dominio de los musulmanes desde los siglos 7 y 8. Durante la dominación musulmana las familias judías vivían libremente en el territorio español y portugués, practicando su religión y prosperando en los campos del comercio y las finanzas convirtiéndose en los primeros banqueros y trasegadores de dinero y mercancías.

A partir de esa época empezaron a aparecer corrientes de «pensamiento anti-judío» que empezaron a «estimular» a los miembros de ese grupo a convertirse al cristianismo formando una gran comunidad de marranos, cripto-judíos o judíos conversos de nombre ya que en el seno de su hogar la mayor parte de ellos seguía practicando el rito hebreo.

Redadas antisemitas ocurrieron a finales del siglo 14 como la famosa «Revuelta anti judía de 1391» que fue un movimiento popular dirigido contra los judíos (históricamente se la ha denominado con el término centroeuropeo: «pogromo» y en hebreo Gzerot hacia «conversiones forzadas» siendo el año correspondiente en el calendario hebreo el 5151). Éste se inició el 6 de junio de ese año en la ciudad de Sevilla en donde hubo saqueos, incendios, matanzas y conversiones forzadas de judíos lo mismo que en otras principales juderías de las ciudades de casi todos los reinos cristianos de la península ibérica como los de Castilla Aragón y Navarra. Las revueltas más graves fueron las iniciales, que comenzaron en Sevilla y se propagaron a Córdoba, Toledo y otras ciudades castellanas y en diferentes ciudades españolas haciendo que la situación de la comunidad judía se tornara muy precaria durante los siguientes 100 años y que el problema se acentuara a partir del siglo 15 y sobre todo hacia finales de ese siglo, con el nacimiento del Santo Oficio o rama española de la inquisición, en 1478.

Esta organización creada para combatir las herejías y defender la fe católica, tuvo énfasis después que padre Tomás de Torquemada convenció a los reyes católicos de la necesidad de eliminar «todo rastro de la fe y las familias judías en España» e hizo que, simultáneamente con la visita a América por parte de Cristóbal Colon, se dictara la regla que ya mencionamos y que obligaba a todo judío a convertirse al cristianismo y a aquellos que rehusaran serían expulsados del reino o sometidos a «juicio».

En 1481, se celebró el primer auto de fe, precisamente en Sevilla, donde fueron quemados vivos seis detenidos acusados de falsos judíos conversos. Sin embargo, estos escasos resultados no eran los deseados por los Reyes Católicos, que, buscando incrementar el acoso contra los judíos, nombraron a Tomás de Torquemada para el cargo de Inquisidor General de Castilla en 1483. La elección respondía a dos razones obvias: era el confesor de Isabel «la Católica», con la consiguiente influencia que ello conllevaba; y pertenecía a la orden de los dominicos o dominicanos y los miembros de esta orden de predicadores habían ejercido el papel de inquisidores durante la Edad Media y se dice, incluso, que Dominicanus es un compuesto de Dominus (Dios) y canis (perro), significando «los perros del Señor», por su celo en la búsqueda de herejes, aunque oficialmente su nombre se debe a que fue fundada por Domingo de Guzmán en Toulouse durante la Cruzada albigense y confirmada por el papa Honorio III el 22 de diciembre de 1216.

La incansable actividad de Torquemada, «el martillo de los herejes, la luz de España, el salvador de su país, el honor de su orden» –en palabras del cronista Sebastián de Olmedo–, llevó a miles de personas al fuego y extendió estos tribunales por toda la península. Es así como en 1492 ya existían tribunales en ocho ciudades castellanas (Ávila, Córdoba, Jaén, Medina del Campo, Segovia, Sigüenza, Toledo y Valladolid) y comenzaban a asentarse en las poblaciones aragonesas, ya que establecer la nueva Inquisición en los territorios de la Corona de Aragón, en efecto, resultó mucho más complicado.

No fue sino hasta el nombramiento de Torquemada en 1483 también Inquisidor de Aragón, Valencia y Cataluña cuando la resistencia empezó a quebrarse. Además, el asesinato en 1485 del inquisidor zaragozano Pedro Arbués, hizo que la opinión pública diese un vuelco en contra de los marranos y a favor de la institución.

Se estima que el éxodo de familias judías alcanzó a más de 100 mil personas que se instalaron muchos en Portugal que en ese momento era bastante más tolerante que España y luego en los países de la Europa protestante y en la naciente América sobre todo en la región del Caribe.

La expulsión de los judíos españoles, decretada en 1492, un día antes de la salida de Cristóbal Colon para América, sigue siendo festejada por la comunidad hebrea internacional incluido en la fiesta de TishaB’Av o primer ayuno o ayuno del 9 del mes de Av; “Tish’aBe’Av,”  también día de duelo y ayuno público en memoria de los grandes acontecimientos como la conversión del templo de Jerusalén en un santuario pagano en el año 136 por el emperador Adriano y el edicto de expulsión de los judíos de Inglaterra por el rey Eduardo en el año 1290.

La expulsión de España tuvo para los sefarditas un enorme impacto ya que estos territorios se habían convertido en su patria por más de 1000 años y su lengua era una mezcla de español y hebreo: el ladino, lengua que conservaron la mayor parte de ellos en sus sitios de exilio por los siglos venideros.

Ya en las carabelas de Colón viajaron varios judíos (o judíos Marranos) con el almirante en su primer viaje y durante los preparativos, se contó con el apoyo de Isaac Abrabanel y Abraham Senior, importantes financiadores de los reyes católicos y entre la tripulación se encontraban Rodrigo de Triana el que primero divisó la tierra del nuevo mundo, Maestre Bernal, quien trabajó de médico para la expedición; Alonso Calle, tesorero en este primer viaje de Colón al Nuevo Mundo; y Luis De Torres, el intérprete que hablaba hebreo y árabe, que se creían lenguas útiles en el Oriente, su destino planeado. Su nombre judío era Yoseph Ben Halevi-Haivrí y posiblemente fue el primer europeo que se instaló permanentemente en al nuevo mundo, en la isla de Cuba.

También viajaba en la Pinta un judío converso que a su vez era propietario de la nave, de apellidos Gomes Gascón originario de Ampuero y en la Santa María que fue re-bautizada con ese nombre por el mismo Cristóbal Colón viajaba otro converso Juan de la Cosa, rico comerciante que pertenecía a la familia de los Medinaceli. En cuanto a la Niña su nombre se deriva del de su propietario y piloto, Alfonso Niño o Peralonso Niño que luego participó como piloto de la nave capitana en 1493.

En la primera expedición viajó también el escribano principal, Rodrigo de Escobedo (marrano) quien junto con Luis de Torres, otro converso, murieron en La Española en donde permanecieron en el fuerte que dejó Colón instalado en el nuevo mundo.

También en la corte española personajes como Miguel de Pasamonte y López de Concilio, ambos judíos conversos secretarios de Fernando de Aragón, el primero fundador del gobierno en La Española. Todo eso se dio a pesar de que se exigía, presumiblemente, para venir a América, el «documento de limpieza de sangre» en el que se demostraba que, al menos por cuatro generaciones de parte de madre y padre, se profesaba la fe católica y que no se era un converso pero, al parecer, este documento era fácilmente falsificable. También el confidente de Colón llamado Miguel Ballester, era un converso y fue el primer productor de caña de azúcar en las Antillas.

Algunos conversos participaron en la conquista del «Nuevo Mundo», y Bernal Díaz del Castillo describe varias ejecuciones de soldados en las fuerzas dirigidas por Hernán Cortés durante la apropiación de México a causa del hecho de que eran judíos marranos. Se calcula que, durante la época de la conquista de América se habían quemado en la hoguera a unos 10 mil falsos conversos o conversos judaizantes solamente en España y los principales lugares del nuevo mundo.

Portugal, como mencionamos, fue más benévolo con las costumbres y religión judías por lo que muchas familias se instalaron en ese país y luego en el Brasil pero, cuando el rey Manuel de Portugal se casó con la hija de los monarcas católicos españoles en 1500, una de las condiciones fue la expulsión de los judíos también del territorio portugués. Sin embargo muy pocos fueron verdaderamente expulsados y la mayoría fingió convertirse al catolicismo pero siguió celebrando las festividades y ritos del judaísmo en secreto.

Una importante cantidad de judíos emigró al Brasil, entonces colonia portuguesa en donde corrieron suerte diversa ya que, de acuerdo a los vaivenes de la política colonial fueron aceptados o rechazados, incluso obligados a emigrar en barcos que proveyó el virrey portugués en esa nación. A pesar de esto, en el siglo 16 la actividad agrícola de la caña de azúcar en la costa brasileña y el comercio de esta colonia dependía en gran parte de la tecnología aportada por los sefarditas.

Los judíos sefarditas se distribuyeron por todas las islas del Caribe y constituyeron los que ellos dieron en llamar «La Nación» en español  o «lengua ladina» incluso para quienes no la hablaban y se referían a Jerusalén como la «Patria Nossa», repitiendo una pequeña oración en ladino: «ir me quero mare mia a Yeruşalayim a comer sus yerbas e hartarme dellas en deso me aseguro patrón de todo el mundo» y repetían frases como «Kienmunço se lo pyensa non se va en Yeruşalayim».

Una gran cantidad de judíos sefardíes como ya empezaba a llamárseles entre la comunidad hebrea, se instaló también en el norte de África, en Turquía y en Grecia llevando a esos países muchas de las costumbres y el lenguaje ladino. Holanda fue también uno de los destinos favoritos y  llegaron a ese país aproximadamente 20 mil judíos entre los siglos 15 y 16 y de allí se dispersaron por las islas holandesas en las Antillas, sobre todo en Curazao y Aruba  y Surinam en el continente americano.

Por otra parte, Estambul, en Turquía, funcionó como el centro religioso mundial más importante del judaísmo, ante la imposibilidad de utilizar a Jerusalén – a la sazón bajo el dominio otomano – y todas las consultas y cuestiones de conflicto fueron remitidas a este centro.

Curazao ha tenido presencia de judíos desde el los siglos 16 y 17 sobre todo con base en la tolerancia religiosa que la comunidad holandesa demostró hacia los llamados «judíos de Holanda», principalmente descendientes de aquellos que fueron expulsados de España y Portugal a fines del siglo 15, y que fueron asimilados a la sociedad cuyo régimen vio, en su aporte, un valioso instrumento para el incremento de la economía del país. A estos, los registros españoles y portugueses los denominan también «judíos de Ámsterdam».

El régimen económico holandés, mercantilista y avanzado para su época, concedía a sus ciudadanos plena libertad para su desempeño económico que aportara beneficios al país, y entre ellos se contaban los judíos procedentes de los pogromos promovidos por los reyes católicos, por el rey Felipe Segundo, Carlos Quinto y el santo oficio en España, Portugal y algunos territorios de la América colonial en donde el Santo Oficio estuvo activo.

En gran parte esta política holandesa era una reacción religiosa, parte de la reforma protestante, en contra de los regímenes absolutistas de sus vecinos y enemigos. Sin embargo no podemos pasar por alto el surgimiento temprano de un capitalismo y el ingreso adelantado de los Países Bajos a la revolución industrial, constituyendo un fenómeno histórico que se anticipó en mucho a su manifestación en otros territorios.

Las islas de las Antillas formaron el primer frente de desarrollo en el continente americano desde la llegada de Colón ya que se interpusieron geográficamente en el camino hacia la Indias Occidentales, como se le llamó a América durante mucho tiempo. Es así como cada una de las potencias europeas fue adquiriendo territorios en estas islas y Holanda se hizo de unas cuantas de ellas en el sur del archipiélago siendo Curazao y Aruba las más importantes.

Se sabe que el primer judío en llegar a Curazao fue Samuel Cohen que sirvió como intérprete en la conquista de la isla, a la sazón dominada por España, en 1634, por Johan van Walbeeck y que, unos años después y bajo la protección de Cohen, varias familias judías se instalaron en la plantación «La Esperanza» (De Hoop) y se dedicaron a labores agrícolas luchando contra el árido suelo y sin medrar su participación en el comercio activo que se desarrolló en la isla con las nacientes colonias españolas y portuguesas de la América del Sur y las Antillas del Norte.

Libres de practicar su fe, los judíos construyeron su sinagoga a mediados del siglo 17  (Mikvé Israel-Emanuel) en la comunidad de Willemstad siendo, a pesar de ser reconstruida en varias ocasiones, la más antigua de toda América. Se construyó con piso de arena para conmemorar las arenas del desierto y la salida de Jerusalén y de esa manera se mantuvo por muchos años, aunque también se dice que la arena la empleaban los judíos en España para disimular los dibujos que hacían para sus oraciones por temor a la inquisición. Se construyó también alrededor de cuatro columnas que simbolizan las cuatro matronas bíblicas Sara, Rebeca, Raquel y Lea. Unos años más tarde la sinagoga de Ámsterdam donó una Torá que todavía está en uso en este templo.

Ya para el final del siglo 18 más de la mitad de la población de Curazao eran judíos muchos de ellos hablaban hebreo u holandés pero también muchos habían adoptado el papiamento como su idioma coloquial.

La afición de los judíos por este idioma no fue casual ya que el más antiguo documento escrito en Papiamento es una carta de amor escrita por un judío en el año 1775. Este documento histórico, llamado “Un Karta di Amor de 1775” fue escrito por Abraham de David da Costa Andrade a su bien amada Sarah de Isaac Pardo. La carta es también la confirmación de que el Papiamento era el idioma vernáculo de los sefardíes de Curazao, por confiarle a este idioma sus más íntimos sentimientos. La Karta di Amor es  probablemente el más estudiado y comentado documento en el ámbito local, así como entre los catedráticos e investigadores y sirve como base de teorías y pruebas sobre la formación del Papiamento y el papel de los sefardíes de Curazao y de Brasil en ello. Muchas palabras en el vocabulario provienen de los idiomas de los sefarditas, así como las  palabras y expresiones en hebreo, en español antiguo y en portugués, suponiéndose que el mismo nombre proviene de la palabra «FALAMENTO» propia del portugués antiguo.